miércoles, 10 de abril de 2013

Pasta de Té Verde.

¡NO BUENO!

Que mal que vuelva a decir lo bien que me quedan las cosas. ¿Si queda muy mal me lo dicen, eh? Pero es que me sorprendo a mi misma. He de aceptar que en foto "casi todo" se ve bonito, pero aveces te quedan mejor unas cosas que otras... PERO ESTA... ESTA pasta me quedo espectacular, no, lo siguiente. Y que no soy yo una chica de pastas.

En fín, que para variar, vengo de hacer mil vueltas, abro la despensa ya justito a las 2.30 de la tarde. ¡Qué hambre! y lo que hay, un paquete abierto ya de pasta. Simplona, ni siquiera de la que es de tornillitos :(

Bueno... Averiguemos que nos depara nuestro querido refri. ¡¡SORPRESA!! Si parece mi tierra, PURO VERDE. Así que se me ocurrió hacer una pasta verde.

ENTONCES. Les voy a contar lo que encontré en mi refri.

Espinacas. Orgánicas que compré en la feriecita del parque Río de Janeiro de los Domingos ^_^ Un éxito esa feria orgánica, para los que no han ido.

Apio. Que nos sobró a Gala y a mi del Gazpacho de menta ^_^

Chile verde, o pimiento, que llaman. Pero verde.

Aceitunas. Bien majas y grandotas.

Orégano. Qué por suerte es verde también.

Albahaca fresca. Verde que te quiero verde.

Y aquí lo bizarro Té Verde. Si, té hervido que tenía ahí para tomar. Últimamente estoy un poco fanática del té verde y me preparo un montón por la mañana y voy tomando durante el día.

Un poco de Leche de Almendra. No tomo de vaca, entonces era la que tenía. ¡Un plus!

Ajo y cebolla. Que no son verdes, ya sé :( ¡Hay pero si los hubieran verdes! Porque cebolla morada ya hay ;)

Mantequilla, Sal y pimienta al gusto.




MIENTRAS SE HIERVE LA PASTA. Pongo en una olla bajita la maldita cebolla blanca y el ajo ^_^ únicos seres albinos del plato, junto con la mantequilla.

Una vez estén cristalizados, les pongo el pimiento verde y el apio.

Como son más duritos, se les deja un rato más, a fuego lento para que no se nos queme la cebolla. Que trás de blanca, quemada, ya sería demasiado.

Luego, se pica la espinaca y se pone a la olla, junto con unas ojitas de la albahaca fresca, que en un principo era decorativa, pero nos la hemos ido comiendo.

Al final y picadas también, las aceitunas, joer!!

Se revuelve todo y se tapa un poquito para que se cocine con el vapor (aquí va dato de la abuela: la espinaca si se hierve poco, conserva más sus vitaminas) para luego agregar un poco de té verde.

No calculé exactamente cuanto té le puse, pero un buen chorro. También un buen chorro de leche de almendra y las especies (pimienta y orégano).

Dejé hervir un rato todo y le puse la sal. Tengo la maña de salar todo al final, porque siento que si no tarda más en cocinarse.

Y bueno, cuando todo olía deli y la salsa había hervido un rato, pensé que me hubiera encantado tener una licuadora, claro... porque no tengo. Porque la salsa licuadita, pues hubiera quedado mejor.

Pero como de la necesidad sale la creatividad, se me ocurrió utilizar un molcajete bello y hermoso que compré un día de estos a un señor que pasaba. Es un mortero, para los mortales :) pero de piedra volcánica y de descendencia prehispánica. Así que puse ahí todo y lo machuqué con la piedra.





El resultado no pudo ser mejor. Porque no quedó licuada, si no macerada, con pedacitos de todo y muy cremosa.

¡Y YA ESTÁ!. Se sirve la pasta (que quede al dente, no blanducha) que fué hervida con un poco de aceite de oliva y sal. Y luego le puse encima la salsa verde y queso parmesano.

Quiero repetir plato. Chao.

CR



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Bachillerato en Educación Media, Colegio El Rosario, San José, Costa Rica, 1999. Licenciatura en Diseño Gráfico, Universidad Véritas, San José, Costa Rica, 2004. Posgrado en Diseño y Dirección de Arte, ELISAVA, Barcelona 2008. Máster en Fashion Design, ELISAVA, Barcelona 2009. Cursos en Marketing de Moda y Cool Hunter, Escuela de la Dona, Barcelona 2010. Experiencia Laboral. McCannErickson Costa Rica, Dirección de Arte y copy. Julio 2003 a Febrero 2008. MRM, Barcelona, departamento de Arte. Abril 2008 a febrero 2010.